A menos de un mes del inicio de clases, el centro de Barquisimeto exhibe vitrinas repletas de uniformes y útiles escolares, pero las tiendas permanecen semivacías. La razón es evidente: los padres priorizan calcular costos antes de gastar.
“¿En cuánto las chemises amarillas?”, pregunta una mujer a un vendedor informal. “Cuatro dólares”, responde él. Ella se marcha sin comprar: “Solo estoy sacando cuentas”, comenta. Casos como este se repiten entre familias que aseguran no haber comenzado sus compras escolares.
De acuerdo con un sondeo , equipar a un niño requiere al menos 100 dólares, cifra lejana al salario mínimo venezolano, que en agosto no supera 1 dólar, y al promedio del sector privado, estimado en 237 dólares por el Observatorio Venezolano de Finanzas.
Ante esta realidad, padres optan por comprar de forma escalonada, reutilizar materiales o recurrir a financiamiento digital para afrontar el gasto escolar
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